Opositar está claro que es todo un trabajo. Hay que tomárselo en serio y poner toda la carne en el asador cuando decides opositar a cualquier plaza pública. Aún recuerdo cuando una amiga mía me comentó que iba a opositar, y que lo haría entre rato y rato, tomando el sol y en su casa. Aunque lo mejor fue el comentario de su marido, “sí claro es que se concentra muy bien”. Yo lo consideré todo un insulto para todas esas personas que se preparan durante años, los 365 días, y renunciando a muchos aspectos de su vida de ocio y familiar. Como hemos visto casos con los opositores para Correos.