Cuando me quedé embarazada de mi primer hijo no sufrí cambio ninguno en mi cuerpo. Al dar a luz “todo” volvió a su sitio y tras unos meses ya nadie podría notar la diferencia entre el antes y el después del embarazo. Sin embargo, hace un año di a luz a mi segundo hijo y aunque mi barriga ha reaccionado de igual manera y los kilos de más los he ido perdiendo poco a poco, me salieron unas manchas en la piel, en el rostro, que no han desaparecido ni tienen pinta de hacerlo.
Desde entonces me he encontrado con tres tipos de personas. Las primeras, por respeto, no te dicen lo que están pensando y sonríen cuando les explicas