Después de la muerte de Zifra nuestro compañero perruno, un hermano más para nosotras y un hijo más para nuestra madre y nuestro padre, estábamos desolad@s. Pero años más tarde mis padres decidieron llevar un perro a casa aconsejados por un amigo al que habían hablado muy bien del criadero
Rocabull. El responsable de este criadero concibe la venta de sus cachorros, más que como un negocio en sí, como una forma de mantener vivo su sueño, que es criar a estos maravillosos perros, a los que adora desde que a la edad de 14 años le regalaron su primer
Bull Terrier, desde entonces no puede vivir sin ellos. La venta le permite subsistir como criadero y le da la posibilidad de crecer como empresa para brindar a esta raza el trabajo y la dedicación que necesita.