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Cuidados a la tercera edad en casa o en geriátricos

Hace años que la convivencia con mi madre se está haciendo insostenible. Cayó enferma hace 6 años por un porrazo en el que se rompió la cadera y se vino a vivir conmigo para poder ayudarla y tenerla atendida pero, en ese tiempo, poco a poco ha ido perdiendo la cabeza y desde hace tres años parece un bebé en la mayoría de los sentidos. Es imposible hacerle entender nada, se hace sus necesidades encima y por eso lleva pañal las 24horas del día, casi no camina y va en silla de ruedas a todas partes y hace cosas muy raras a veces.

Sin embargo, lo habíamos estado llevando más o menos bien hasta que hace seis meses di a luz a mi primer hijo. El tiempo que tenía al día debía dedicárselo a él, a cambiarle a él, a jugar con él, a darle de comer y a cuidarlo, no podía partirme en dos y aunque intentaba que a mi madre no le faltase de nada, la realidad es que empecé a tenerla desatendida. Hace dos meses empezó a tener episodios violentos en los que me pegaba si no quería comer o se enfadaba si me llamaba y no iba enseguida. La situación era insoportable y por eso decidimos internarla en una residencia geriátrica.

Creo que mi elección ha sido buena porque la hemos internado en la mejor residencia, al menos bajo mi punto de vista. Le hemos conseguido una plaza en resienciaancianosbarcelona.net donde sé que está muy bien cuidada. De hecho, yo la veo hasta mejor. El fin de semana pasado fuimos a visitarla con el peque que ya gatea por el suelo y cuando lo dejamos en la moqueta de su habitación para que lo viera empezó a reír y aplaudir al ver a su nieto gatear. Soy consciente de que probablemente no sepa que es su nieto, ni siquiera tengo muy claro que sepa quién soy yo la verdad, pero la vi más espabilada, menos gruñona y más feliz, lo cual es muy bueno.

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En casa, mayor esperanza de vida

Sin embargo, no puedo evitar preocuparme cuando leo noticias como está: Los ancianos que viven en residencias tienen un 55% más de riesgo de morir que en casa. Sé que la vida que lleva ya no es la vida que ella habría querido, sé que no es la misma persona que me crío a mí y sé que no es consciente de ello, pero egoístamente no quiero que fallezca y mucho menos porque yo la haya tenido que ingresas en una clínica geriátrica. Puede que sea más por mí misma que por ella pero pensar en que muera por mi culpa o por mi decisión de internarla es algo que me come por dentro.

Por lo visto, los expertos aseguran que las personas mayores de 65 años que reciben atención y viven en sus domicilios tienen una esperanza de vida muy superior a las que están internas en residencias. En concreto, la atención residencial incrementa el riesgo de morir en un 55 por ciento frente a la atención en el domicilio ajustando variables tan importantes como la edad, el nivel de dependencias, las condiciones clínicas y el sexo.

El problema es que cuando ya no puedes ocuparte de ella ¿cómo es posible que tenga más esperanza de vida en casa, donde no recibe los cuidadnos oportunos por falta de tiempo, que en una residencia donde están pendiente de ella las 24 horas del día? Yo no termino de entenderlo, pero eso es lo que dicen los profesionales así que debe de ser verdad ¿o no?

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