Es curioso, y no tanto, que los dentistas no se pongan de acuerdo con el tema de la higiene bucodental en los más pequeños de la casa. Todos dicen que hay que lavarles los dientes desde la aparición del primero, aunque también te dicen que no debes obligarlos así que como te toque un bebé cabezón como la mía os puedo asegurar que cerrará la boca a cal y canto para que nadie pueda abrírsela e introducir ese endiablado cepillo de dientes. Sea como sea, seguro que todos habéis buscado información en Internet, y habréis comprobado que cada uno dice una cosa distinta, ¿a que sí?
Unos hablan de usar el cepillo sin pasta de dientes, otros de usar pasta sin flúor, otros con flúor que no supere los 500 ppm y otros que no supere los 1000 ppm. Al final, es todo una locura y quien decide lo mejor para tu bebé eres tú.
La Organización Colegial de Dentistas de España es, al final, la única organización que no tiene ánimo de lucro ya que los dentistas, por muy profesionales que sean, siempre tendrán el afán del beneficio económico, por eso siempre leo los consejos que publican en la web pero, aun así, tengo mis dudas.
Por ejemplo, leí que hay que llevar a los niños a revisión desde la aparición del primer diente, como mínimo, revisiones anuales, pero mi dentista dice que hasta los 3 años no es necesario. Mi pediatra, por otro lado, dice que lavarle los dientes a la peque, aunque importante, no es tan vital como pensamos y, por ende, no debe preocuparme el hecho de no poder lavárselos hoy por hoy porque me cierra la boca y se niega a abrirla.
Lucía Mi Pediatra, una conocida pediatra española, recomienda pastas de dientes infantiles de 1000 ppm de flúor pero la mayoría que se vende en farmacias y parafarmacias no contiene flúor o contiene un porcentaje inferior. Para colmo, esas pastas de dientes son carísimas, más que las de los adultos, lo que no termino de comprender. Así que entre unos y otros, ¿qué es lo que debemos hacer las madres concretamente? Porque yo no sé ya qué directrices seguir, y aunque estoy segura de que eligiera a quien eligiera para seguir sus consejos y darle a mi hija la mejor higiene bucal todo sería correcto, la realidad es que los padres y las madres somos así, siempre queremos saber exactamente qué hacer, sin que nos líen, sin que unos digan blanco y otros digan negro, porque queremos estar tranquilos de estar haciendo lo que debemos en todo momento.
Por eso, y aunque pongo en duda todo, y no pongo nada (a ver quien lo entiende) os traigo mi propia lista de consejos que he ido recopilando en Internet, en mi clínica dental de confianza y en mi pediatra:
De 0 a 24 meses
Siempre que le des a tu bebé de mamar o un biberón intenta pasarle una gasa húmeda por las encías para recoger los restos de leche que pudieran quedarle en la boca. Si no puedes hacerlo en cada toma, hazlo al menos una vez al día, preferiblemente por la noche, recorriendo con movimientos suaves y circulares la superficie de las encías, el paladar y la lengua.
Cuando empieces a añadir otros alimentos, sobre todo aquellos que tiene carbohidratos como la papilla de frutas, cereales, pan o arroz, intenta limpiarle inmediatamente, y si ya tiene algún diente hazlo en mayor profundidad. Los alimentos con alto contenido en carbohidratos tienen potencial de generar caries y por eso tenemos que llevar especial cuidado.
Ya sabrás, por el pediatra, que no debes aderezar los alimentos del bebé, ni con sal ni con azúcar, pero a veces compramos potitos o cereales que tienen azúcares añadidos y no lo sabemos. Intenta evitarlos.
Cuando cumpla su primer añito debemos intentar empezar a limpiarle la dentadura con un cepillo pequeño y suave, mojado con agua. Hay quien recomienda pasta de dientes y quien no lo hace, así que lo dejo a tu elección. Personalmente yo sí uso pasta de dientes, le pongo muy poco, como una lentejita, y es fluorada por recomendación de mi pediatra. Y es que aunque son muchos los que recomiendan el uso del flúor, muchos estudios aseguran que no hay peligro cuando se habla de tan poca cantidad y, sin embargo, sí hay beneficios para los dientes.
La técnica es la siguiente: con el bebé sentado sobre tu regazo y su espalda sobre tu abdomen, colócate frente a un espejo y mueve el cepillo con movimientos hacia abajo desde las encías.
Es posible que tengas una hija o un hijo que no quiere abrir la boca, como me ocurre a mí, y en ese caso lo que hago es darle el cepillo dental a ella directamente y me lavo los dientes jugando bailando a su lado, así consigo que se meta ella misma el cepillo en la boca y aunque no se lava los dientes bien (lógicamente) la voy acostumbrando a ello todos los días. A veces incluso consigo cogerle la manita para guiársela y frotar un poco sus dientecitos. Poco a poco ¿no?
24 meses
A partir de ese momento es buena idea que lo hagan ellos solos bajo nuestra supervisión. Lo ideal es guiarle, como hago yo ya con mi peque, para que se laven bien los dientes ellos mismos. Si yo he adelantado este paso es porque no consiente que yo le meta el cepillo de dientes y me cierra la boca si no lo tiene ella cogido pero, en realidad, me estoy adelantando ligeramente.
El hilo dental no podrá usarlo hasta los 36 meses, como mínimo, y el colutorio para enjuagues es mejor evitarlo hasta que estemos seguros de que sabe escupir y no se va a tragar el líquido. Una vez que todo esto sea posible, sí que debemos ir introduciendo estas fases en la rutina de higiene bucodental.
La alimentación
Llevar una dieta sana y equilibrara no solo beneficia a nuestros dientes, también beneficia a nuestra salud general, por eso es tan interesante seguirla desde bien pequeños. Debemos comer de todo un poco, sin restringir ningún alimento a no ser que el niño sea alérgico a alguno o intolerante, y deben aprender que lo natural es lo más rico, lo más sano y lo mejor que pueden comer. Por eso hemos de desterrar de su dieta todos los ultraprocesados que nos sea posible y, por supuesto, la bollería y chucherías industriales.
Como hoy estamos hablando de la salud bucal, me centraré en ella, así que anotad bien que los alimentos con carbohidratos y la mayoría de los envasados que compramos en los supermercados ya tienen suficiente azúcar en sí mismos y, por ende, nuestros hijos no necesitan más. Si no prueban el cacao en polvo azucarado no os lo pedirán, incluso si algún amigo les da a probarlo y no están acostumbrados a algo tan extremadamente dulce es muy posible que no les guste. No obstante, si os lo piden, siempre puedes ponerles un vaso de leche con una pequeña cucharada de cacao puro en polvo sin azúcares. Ese tipo de cacao es bastante natural, sin aditivos ni tres kilos de azúcar, así que pueden tomar un poco pero asegúrate de que no son demasiado pequeños ya que el chocolate es excitante.
Y algunos estaréis pensando que un niño sin golosinas ni bollería llena de azúcar no tendrá una infancia feliz pero eso no es verdad, solo es lo que nos han ido metiendo en la cabeza los anuncios publicitarios y la industria en general. Un niño que no come grandes cantidades de dulce también tendrá ganas, de vez en cuando, de comer algo apetecible y ¿sabes qué te pedirá? ¿Una galleta, un bollo con chocolate? No, te pedirá una pieza de fruta y se la comerá igual de contento que se comería la galleta. No tendrá carencia de nada, eso seguro.
También deberíamos evitar las comidas muy especiadas para ellos, sobre todo si tienen picante, pue sin su estómago ni su dentadura os lo agradecerá. Optemos por comidas más sencillas y sanas que tienen toda su vida por delante para probar lo que les plazca.
Y es que una dieta equilibrada es necesaria para que sus hijos desarrollen dientes fuertes y resistentes a las caries. Además de la gama completa de vitaminas y minerales, la dieta de un niño debe incluir mucho calcio, fósforo y los niveles apropiados de flúor.
Así como el flúor es la mejor protección para sus hijos contra las caries, los alimentos entre comidas de manera frecuente son el peor enemigo. Los azúcares y los almidones presentes en muchos alimentos como galletas, dulces, frutos secos, refrescos, galletas saladas y patatas fritas se combinan con la placa en los dientes para crear ácidos. Estos ácidos atacan el esmalte dental y pueden formar caries.
Cada «ataque de las bacterias de la placa» puede durar hasta 20 minutos después de finalizada la comida. Incluso un pequeño bocado puede provocar que la placa produzca ácidos. Por eso, lo mejor es evitar la ingestión de alimentos entre comidas.
La técnica de cepillado dental
- Utilice una pequeña cantidad de crema dental (del tamaño de un guisante) con cantidades adecuadas de flúor. Verifique que sus hijos no se traguen la crema dental.
- Con un cepillo dental suave, cepille primero la superficie interior de cada diente, que es donde más se acumula la placa. Coloque los filamentos inclinadas hacia la encía y cepille suavemente desde la encía hacia el diente.
- Repita esta operación en las superficies externas de todos los dientes
- Cepille la superficie de masticación de cada diente, colocando el cepillo de forma perpendicular y realizando movimientos de atrás adelante y de adelante atrás.
- Siempre es necesario cepillarse la lengua y los carrillos por dentro