A veces estoy un poco cansada de tener que escuchar a padres que hablan de que las actividades familiares que hacen con sus hijos cuestan demasiado dinero o no entretienen a los pequeños algo que yo, como madre, desmiento totalmente. Los niños se entretienen con mil cosas pero en la sociedad en la que vivimos, si les das algo digital, acabarán por agarrarlo y no soltarlo en lo que dure el día: todo depende de cómo les presentes la idea.
Mi hermano en esto es un gran ejemplo. Se queja constantemente de que su hija (de 9 años) se pasa el día enganchada a los aparatos electrónicos, que si el móvil de su madre, que si la Tablet, que si la consola, que si la televisión… pero luego, cuando le propones un día de senderismo o cualquier actividad al aire libre, es tan vago que presenta la actividad a su hija como si fuera un martirio. Un día estuve yo presente, así que puedo narrar exactamente lo que pasó. Le dijo: “Ana ¿Qué te apetece más para mañana, nos quedamos aquí con tus amigos de la urba y jugamos un rato a la consola por la tarde o prefieres que vayamos con la tía a caminar por el campo?”. La niña me miró con cara de “no entiendo nada” y le preguntó a su padre extrañada: “a caminar por el campo”, a lo que él contestó: “sí, la tía nos invita a ir con ella y los primos a caminar 8 kilómetros por el campo”.
¿Tú crees que esa es forma de presentarle a la niña una actividad? Lógicamente la pequeña eligió la urba y la consola.
La diferencia es notoria
A mis hijos les encanta salir de excursión, pero la primera vez que hicimos senderismo no se me ocurrió decirles que nos íbamos a caminar 8 kilómetros por en medio del campo en lugar de quedarnos en casa a jugar, lo que yo les dije que es que nos íbamos a pasar el día al aire libre, a recorrer un camino muy antiguo viendo los paisajes que había y haciéndonos fotos, qie íbamos a vivir una aventura. Ahora, cada vez que les propongo ir a hacer senderismo, se levantan corriendo a prepararse las mochilas.
Ian, el mayor, lleva meses pidiéndome hacer una Escape Room que, para los que no las conozcáis, son habitaciones en las que se entra en grupos de cuatro o cinco personas y tienes 60 minutos para resolver ciertos acertijos y rompecabezas si quieres salir como triunfador del juego. Como eso parece algo novedoso y, además, al pequeño le prometí hace meses que iríamos un día a practicar karts, pensé que con un plan tan divertido convencería a mi hermano para que se uniera a la fiesta y sacara, por fin, a mi sobrina de su rutina. Así que reservé en Objetivo Escape y en Chicharra Karts y me fui directa a casa de mi hermano a darle la noticia. ¿Sabéis que es lo que obtuve de respuesta? “Yo en un coche de esos no me meto, y lo de hacer puzles me parece una tontería. Yo no pago dinero para eso”.
Al final, lo que yo saco de todo esto, es que los niños con un reflejo de nosotros mismos. ¿A mis hijos les gustan los ordenadores y los móviles? Por supuesto que sí, serían marcianos si no les gustaran, pero ¿prefieren pasarse las horas delante de una pantalla antes que salir a jugar al fútbol o a hacer una actividad en familia? No, por supuesto que no. Y eso es debido a que, desde que eran niños, hemos hecho mil cosas con ellos mientras que mi hermano, como mucho, se tumbaba en el sofá y ponía una película en el salón.
He ahí la diferencia.