Ni soy la única a la que le pasa ni se trata de nada extraño pero parece que hay un cierto tabú en este tema que hace que no hablemos con total libertad del dolor que nos provoca a muchas mujeres realizar deporte sin la sujeción de pecho correcta. Yo dejé de hacer deporte hace muchísimo tiempo debido a este problema y a que, comprar un sujetador deportivo que realmente hiciera su trabajo me podía costar de media 50 pavos, algo que no estaba dispuesta a gastarme cada vez que necesitase uno nuevo.
Debido a ello soy consciente de que me he perdido muchas cosas y de que, en cierta manera, he maltratado mi cuerpo. Si bien es verdad que he intentado tener una vida más o menos activa, jamás será lo mismo practicar un deporte con periodicidad que hacer senderismo, por ejemplo, algún que otro domingo, tal y como hacía yo.
He de añadir que, además de esta no-práctica deportiva también he sufrido con asiduidad eso de tener que dejar de lado ciertas cosas por el mismo problema. Por ejemplo, hace poco me fui con unos amigos a una clase gratuita de flamenco y, a pesar de que me encantó, tuve que dejar de bailar a los diez minutos por el dolor que el pecho me provocaba al taconear. Es un problema serio y casi nadie habla de él.
He llegado incluso a plantearme la posibilidad de someterme a una cirugía de reducción de pecho pero me da tanto miedo la idea de entrar en quirófano que pensar que lo hago de manera voluntaria me echa para atrás instantáneamente.
Sujetadores que sujetan
Ahora bien, ¿Qué me diríais si os dijera que he encontrado una tienda que vende sujetadores de tallas grandes, tanto deportivos como de diario, con precios mucho más bajos que los de la media? Olvidaos de esos tops deportivos de Dechatlon que no sujetan nada y echad un ojo en lenceriapaqui.com. Desde que la descubrí he vuelto a hacer deporte, no paro quieta en casa ni cinco minutos y ya no hay nada que limite mis movimientos.
Para empezar a activar mi cuerpo de nuevo me he matriculado en este centro de Pilates y he empezado a hacer ciclismo de nuevo. De hecho, me he venido tan arriba que ahora salgo todos los sábados con un primo mío que es un súper aficionado a este deporte y hago rutas con él de 7 a 9 de la mañana todos los fines de semana. Me ha aconsejado que me compre todos los accesorios de carbono en Carbonif porque dice que mi bici, como es antigua, pesa demasiado, pero yo estoy tan contenta que ni siquiera noto ese peso. Y lo mejor de todo es que, por orgullo personal, me he apuntado también a clases de flamenco y ya puedo dar botes o hacer el taconeo más enérgico del mundo que mi pecho se queda conmigo y no sale disparado como hacía antes. Es perfecto, y me lo he tomado tan enserio que me he comprado unos zapatos de clavos en esta tienda online de vestidos flamencos, y no me he comprado aún el traje porque tengo que ahorrar que si no…
Me he venido arriba, es una sensación que no tenía desde hace años porque puedo hacer lo que quiera, cuando quiera, sin miedo a tener luego dolores que me obliguen a tener que dejar de hacer esa actividad y sé, de buena mano, que esto es algo que le pasa mucho tanto a mujeres con mucho pecho (como yo) como a mujeres que han dado que son madres y que, tras el periodo de lactancia, tienen como consecuencia de la misma unos pechos extremadamente sensibles.