Cuando tenía 7 años me pusieron mis primeras gafas. Mi madre se dio cuenta de que no veía tres en un burro de lejos cuando empecé a achinar los ojos para intentar fijas la vista en distancias largas y al final acabé a los 13 años con unas gafas de culo de vaso impresionantes. A día de hoy estoy operada de miopía y he podido quitarme las gafas y lentillas de encima pero de pequeña era un auténtico suplicio.
Mi compañeros de clase se metían conmigo y aunque con 7 años pasaba un poco más del tema, conforme empezaba a cumplir edad y el cristal de las gafas se hacía más grueso al subirme las dioptrías me sumía un poquito más en una pequeña depresión por culpa del complejo que esas dichosas gafas me estaban creando y yo no quiero que mis hijos pasen por lo mismo porque los niños, en general, no son malos pero son niños y cuando les da por meterse con uno, esa pobre criatura lo pasa realmente mal. No voy a hablar de bullying porque creo que es un poco exagerado, pero casi casi.
Por eso, cuando hace dos años me llamó la profesora de mi hija de 11 años y me dijo que creía que tenía mala visibilidad y le diagnosticaron miopía, como a mí, lo primero que hice fue contactar con un experto que me dijera si había alguna alternativa a las gafas y lentillas. Sé que la operación, a una edad tan temprana, queda totalmente descartada pero había oído hablar de una terapia visual de control de miopía e investigué un poco.
Hay un tratamiento para la miopía
Encontré lo que buscaba en el Centre Masrden y como sé que más de una mamá estará interesada en esto os voy a contar un poco cómo funciona.
Tras una revisión y el pertinente análisis por parte de los especialistas en miopía del centro se considera la posibilidad de empezar con un tratamiento de ortoqueratología, un método que ha demostrado reducir eficazmente la progresión de miopía y tiene la ventaja añadida de proporcionar a los pacientes una visión diurna nítida sin gafas o lentes de contacto.
Se trata de una técnica que se realiza con lentillas especiales que se usan mientras se duerme y permiten una visión nítida y libre durante el día. Así el paciente podrá ir libre, sin gafas ni lentillas, en las horas diurnas y nadie podrá adivinar, jamás, si es miope o no.
En sus inicios la efectividad de esta técnica era limitada, por eso no se dio a conocer demasiado a pesar de que se viene usando desde la década de los 60, pero desde el año 2002 las nuevas tecnologías mediante avances como la topografía corneal, el diseño y la fabricación de lentes con geometrías antes imposibles, han permitido tratar con eficacia miopía, astisgmatismo e hipermetropía.
La verdad es que desconozco desde qué edad es conveniente empezar el tratamiento y a qué edades no es aconsejable pero seguro que un buen profesional podrá asesoraros al respecto.