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Disfrutar de Sevilla en familia

Tenía recuerdos de mi niñez en Sevilla. Desgraciadamente me fui de esta bella ciudad jovencito, tenía unos 13 años, justo en esas edades donde todo parece tan especial. Al final la vida te lleva por otros caminos y he tardado 30 años en volver a esta bella ciudad.

El caso es que monte a toda mi familia en nuestro familiar y pusimos rumbo a Sevilla. Ellos tenían ganas de conocer la ciudad, pero para mí era algo más que un viaje. Ya no me quedaba familia allí, pues viví con mis padres, pero los recuerdos seguían presentes.

Para alojarnos en la ciudad elegir el hotel de lujo Mercer Sevilla, el cual me hablaron bien de él y me pareció que estaba bien situado para ver la ciudad. Está entre el margen derecho del río Guadalquivir y tres monumentos que han sido declarados Patrimonio de la Humanidad: El Palacio de los Reales Alcázares, la Catedral de Sevilla y la famosa Torre del Oro.

Sevilla tiene duende y eso se nota desde que entras a la ciudad, el ambiente y la gente es especial. El hotel tenía todo tipo de lujos y a la vez estaba cerca de todo lo relevante. Es un lujo poder tener tantos buenos lugares y pasear por ellos. Para la visita elegí la primavera, una época en la que no hace todavía el calor ese sofocante y que por momentos se hace insufrible.

El solecito que no quema y una buena temperatura fueron compañeros de una visita, donde pudimos incluso ir a los toros, esos que tanto me asustaban cuando os veía por la tele o cuando de pequeño me llevó mi padre junto a mi hermana y mi madre.

El trabajo de restauración que ha tenido la ciudad en estos años hace que casi sea otra ciudad. En el pasado existían muchas de estas bellezas, pero no había la conciencia con el patrimonio existente hoy en día y que hace que las restauraciones y el lavado de cara que se les da a las ciudades sea considerable.

Una zona de España especial sin duda

Mi lugar favorito en Sevilla era el Parque de María Luisa, en especial La Plaza de España, ahí me volví hacer unas fotos en los mismos lugares que de pequeño, pero esta vez con mis hijos. Una sensación curiosa recorrió mi mente, pues me acordaba de aquella sesión de fotos con mis padres como si fuera ayer, el caso es que ellos ya no están, pero estando ahí y recordando los sentía más cercanos.

En fin, vamos a dejar de ponernos sensibles, una de las cosas que no entiendo es un rascacielos enorme que han hecho y que a mi juicio personal afea algo la panorámica de la ciudad ¿realmente hacía falta que lo construyeran? Sinceramente creo que podían haber hecho algo diferente, pero como dice mi nene, Sevilla es grande y tiene que tener rascacielos como Madrid…

Después de unos días en Sevilla, bajamos como teníamos previsto a Cádiz y San Fernando. Aquí (parezco el abuelo cebolleta), pero adoraba cuando bajábamos a Cádiz y su playita, arena blanca, ancha y su ambiente nocturno. Yo de pequeño no podía quedarme mucho, pero cuando iba por el paseo con mis padres tomándome un helado, veía a la gente pasándolo bien.

Cádiz me pareció haber cambiado menso que Sevilla, supongo que es porque no puede crecer más debido a su situación geográfica. Los niños disfrutaron una barbaridad de una ciudad que sigue siendo la tacita de plata.

Quería que fueran unos días mágicos y lo han sido, mi mujer y mis niños han hecho la misma ruta que a mi tanto me gustaba hacer y quería compartirlo con ellos. Sé que dentro de unos años ellos harán eso mismo con sus hijos y seguro que les encanta acordarse de un viaje a la Andalucía luminosa y con un arte que quita el sentido.

Si todavía no conocéis esta zona de España os lo aconsejo fervientemente, ya que merece mucho la pena y se nota la cantidad de historia que ha pasado por unas tierras que a la luz del sol siguen siendo tan brillantes como cuando paseaba por ellas hace unas cuantas décadas.  Así que si queríais ideas para una escapada ya os las he dado ¿no?

 

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