Si hay un evento especial que se realice, sobre todo o al menos en la mayoría de los casos, junto a la familia por antonomasia son las bodas. ¿Quién no ha ido a una boda donde se ha reencontrado con primos lejanos que hacía casi diez años que no veía? Es impresionante la familia tan grande que se puede llegar a tener en este tipo de acontecimientos y, desde luego, si algo queremos tener de esos días son recuerdos. Es por eso por lo que no debemos olvidarnos de tener un buen fotógrafo de bodas y el mejor, bajo mi criterio, aquí en Jaén es Lechuga & Ruiz, porque no sólo saben sacar la elegancia que se requiere sino que a originalidad no les gana nadie.
Una boda debe ser algo bonito que recordar porque al fin y al cabo sólo dura un día. Puedes llevar meses preparando el evento e incluso años en algunos casos. Puede que te haya costado “la vida” encontrar el vestido perfecto y mil y una llamadas telefónicas averiguar quiénes van a venir con seguridad para organizar las mesas del banquete. Puede que hasta hayas contratado a un organizador de bodas que te haya sacado un ojo de la cara y que, gracias a él, hayas tenido la boda más bonita del mundo, al menos según tus gustos y preferencias, pero la realidad es que, hagas lo que hagas, el evento seguirá durando un solo día. Bueno, a no ser que tengas otra cultura y ya hablemos de otras costumbres.
El caso es que después de los nervios y de las risas, de las bromas y de los momentos incómodos con los amigos y sus chistes lo que te va a quedar es el recuerdo y para ello los mejores aliados que tienes son el vídeo y la fotografía.
Obviamente, como bien dice el refrán, “para gustos los colores” pero después de pensarlo durante mucho tiempo y tras consultarlos mil y una vez con la familia y con las amistades más cercanas, yo he llegado a la conclusión de que puedo rebajar un poco los costes del evento quitando un poco de aquí y de allá pero no puedo, ni quiero, ni debo, prescindir de un buen fotógrafo de bodas que capture cada momento y que me haga tener para siempre un bonito recuerdo que incluso pueda pasar a generaciones posteriores. Y llamadme tradicional o lo que queráis pero yo esos reportajes tan modernos que he visto de novios debajo del agua o cosas por el estilo no quiero, no me gustan. Yo quiero que se nos vea bien las caras, que se nos reconozca a la legua y nos vean la emoción en los ojos. Que se puede ser muy original sin necesidad de pasarse demasiado que a veces la exageración en algo puede estropear todo un gran trabajo.
Así que ya no hablo de bodas concretamente sino de eventos familiares en general, de los importantes, de esos que quieres tener toda la vida grabados en la retina. Para esos eventos no podemos olvidarnos de nuestra cámara de video y de nuestra cámara fotográfica. Para la posteridad.