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Las manchas faciales de las embarazadas

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Cuando me quedé embarazada de mi primer hijo no sufrí cambio ninguno en mi cuerpo. Al dar a luz “todo” volvió a su sitio y tras unos meses ya nadie podría notar la diferencia entre el antes y el después del embarazo. Sin embargo, hace un año di a luz a mi segundo hijo y aunque mi barriga ha reaccionado de igual manera y los kilos de más los he ido perdiendo poco a poco, me salieron unas manchas en la piel, en el rostro, que no han desaparecido ni tienen pinta de hacerlo.

Desde entonces me he encontrado con tres tipos de personas. Las primeras, por respeto, no te dicen lo que están pensando y sonríen cuando les explicas por qué te han aparecido las manchas en la cara “es hormonal, por el embarazo de mi segundo hijo. No se van.” Los segundos no se cortan un pelo, bien porque no tienen vergüenza o bien porque tienen demasiada confianza y eso les da el valor de soltarte un “pues yo no sé si tendría hijos a cambio de estropear mi cuerpo ¿te merece la pena?”. Personalmente me entran ganas de mandarlas a la mierda pero no lo hago y sonrío diciendo que sí que me merece la pena. Y el tercer grupo de personas con las que te dicen que son manchas preciosas, unas manchas por tu hijo o hija que llevarás en el recuerdo para siempre. Pues ni tanto ni tan calvo ¿es que no tienen un término medio? A mí las manchas me fastidian igual que a cualquiera pero sí me merece la pena llevarlas por mi hijo. A veces pienso que la gente tiene el tacto en el culo.

Fijaos si me gustan mis manchas que ya me he puesto en contacto con esta clínica de medicina estética de la Dra. Rosa Bonal para preguntar por su tratamiento para las manchas y ya tengo la primera cita para ir disimulándolas. Para mí, cuando me preguntan por las manchas es como cuando le preguntan a alguien que se ha quedado sin brazo si le ha merecido la pena perderlo a cambio de salvar la vida en un accidente o, por el lado opuesto, como si le dijeran que es un orgullo mostrar que ha perdido el brazo porque le demuestra cada día que está vivo. Pues a ver, señoras y señores, ese chico o chica estará contentísimo de seguir vivo y de sólo haber perdido un brazo pero os puedo asegurar que habría preferido no hacerlo así que eso de que “es un orgullo”, sobra.

Pues bien, resulta que las manchas de mi piel se llaman melasma o cloasma o “la máscara del embarazo” y es una hipermelanosis adquirida de la piel de las mujeres embarazadas que se manifiesta en las zonas expuestas al sol, sobre todo en el rostro. Vamos, que si lo hubiera sabido antes me habría puesto crema solar todos los puñeteros días durante los 9 meses y me habría ahorrado las dichosas manchitas y los consiguientes comentarios que provocan en las personas. Dicho esto también os diré que no son para tanto y que sino fuera porque estoy harta de que me pregunten probablemente no haría absolutamente nada  con ellas.

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