Los cuidados a tener en cuenta en nuestros pies

Si no cuidas bien la limpieza de las piernas, estas partes pueden causar problemas como infecciones malas, hongos y malos olores. El montón de sudor y agua dentro del zapato puede hacer un lugar bueno para bacterias y hongos, causando molestias como picor, descascara miento͏ y͏ olores malos. ͏La necesidad de buena protección para la piel y uñas puede hacer͏ peores estas cosas͏.

Para detener estos problemas, es muy importante lavar los pies todos los͏ días con agua tibia y un jabón blando, cuidando que el͏ escudo ͏natural de la piel siga ahí. Secar bien los pies después de lavarlos es clave, mirando especialmente a los huecos entre los dedos porque tener humedad es un factor grande que puede causar infecciones͏ como el pie de atleta. También se dice que usar una toalla solo para͏ los pies ayuda a no esparcir gérmenes. ͏

Cuando descuidamos nuestros pies, los problemas pueden ir más allá del simple cansancio. Infecciones por hongos, uñas encarnadas o dificultades para caminar pueden afectar significativamente nuestra calidad de vida. Por ello, prestarles atención y adoptar una rutina de cuidado diario es fundamental. Con pequeños gestos, podemos asegurarnos de que nuestros pies se mantengan sanos y funcionales durante muchos años.

 Higiene diaria

Los pies están en contacto constante con el suelo y dentro del zapato, convirtiéndolos en una superficie adecuada para acumular el sudor, las bacterias y los hongos. La mala higiene provoca el contagio de infecciones y olores que repercuten en nuestras piernas y en la salud general. Por eso es importante seguir los hábitos de limpieza pertinentes para evitar estos problemas y ofrecer piernas nuevas y saludables. Los profesionales de Clínica podológica Oltra recomiendan prestar especial atención al cuidado de los pies mediante una correcta higiene, hidratación y el uso de calzado adecuado. Destacan la importancia de cortar las uñas correctamente para evitar problemas como uñas encarnadas y de mantener la piel bien hidratada para prevenir grietas y durezas.

Es importante enjugarse los pies todos los días con agua tibia y jabón. El agua caliente puede deshidratar la piel y el agua fría no arrastra la suciedad y las bacterias. Al enjugarse es importante frotar toda la superficie del pie: las plantas, los talones y el espacio entre los dedos de las manos son zonas de acumulación de humedad y microorganismos. Tras la limpieza, es muy importante secarlos correctamente, sobre todo los dedos, puesto que la humedad se conserva en estas zonas, las cuales contribuyen a la multiplicación de los hongos y de las bacterias.

Para evitar extender los microorganismos, es adecuado utilizar una toalla exclusivamente para los pies y hacer cambios. Este sencillo hábito extiende los contagios como las piernas de los atletas y el contagio de hongos en las uñas. También es adecuado dejar que el pie exterior respire, siempre que sea posible, e ir con calcetines que son de materiales que absorben la humedad. Mantener las piernas limpias y secas reducirá los riesgos de problemas subconscientes y aumentará la sensación de bienestar del día.

Hidratación

La epidermis de los pies es más gruesa que la del resto del cuerpo humano, lo que la hace fuerte pero, en la medida en que sea aún muy gruesa, resiente la falta del uso correspondiente, y puede verse sometida a una falta de hidratación que supone asperezas, descamación y, en el agravamiento del caso, incluso llegar a tener grietas o hendiduras y también perdidas dolorosas, de una forma especial en los talones. Las grietas dactilares son una cuestión que tienen que ver con molestias al andar, ya que, en muchas ocasiones pueden ser instalaciones para las infecciones. Por tanto, mantener los pies bien hidratados, es un buen hábito para el bienestar y salud de los pies.

Para evitar los problemas de los que hemos hablado, es bueno aplicar cada día, preferiblemente antes de acostarse, una crema hidratante; la mejor capacidad de absorción de la piel por la noche, hace que el producto active su actividad con la mejor eficacia. Los ingredientes hidratantes como la urea, la glicerina y el Aloe vera son ingredientes que ayudan a mantener la hidratación, favorecen el propio desarrollo de la piel, revierten posibles daños de la piel, etc.; los usos de unos calcetines de algodón pueden servir para afianzar dicha hidratación a favor también de conseguir una piel más elástica y más sana.

Aun así, no se pueden olvidar algunas premisas: igualmente importante es aplicar las cremas demasiado grasas entre los dedos, y sólo en el empeine, palmas y talones; pero se debe evitar una buena parte de la humedad, terreno abonado para hongos y bacterias. Lo mejor es aplicar la crema en el empeine, en la planta y en los talones, de forma que llegue con suaves masajes, en atención a las mejoras de la circulación sanguínea, pero también a la absorción que tiene que ser maximizada. El uso de pies bien hidratados, no sólo se presenta a satisfacción desde el punto de vista estético, sino que también se producen pies menos afectados por la formación de callos, durezas, que son útiles a favor de una pisada mejor ajustada.

Corte de uñas

La adecuada atención de las uñas resulta importante para la salud de los pies. Si un corte no se hace de una forma correcta, cabe el riesgo de que las uñas se encarnen, cosa que podría comportar hinchazón, dolor e incluso infecciones. Una uña encarnada es cuando el borde de la uña sobresale por la piel causando enrojecimiento, abultamiento y, a veces, acumulación de pus. Este tipo de problema se manifiesta más en el dedo gordo del pie y puede agravarse si no se le da tratamiento a tiempo.

Para evitar complicaciones, se aconseja cortar la uña de forma recta, evitar redondear los bordes y no dejarlas muy cortas. Un corte excesivo puede conseguir que la piel crezca de forma controlada por la uña, aumentando el riesgo de encarnamiento. Es recomendable emplear tijeras o cortaúñas especiales para los pies, pues manejan la medida del grosor de las uñas de los pies, así como también permiten un mejor corte. Una vez las uñas están cortadas, se aconseja limar suavemente los bordes para evitar que los calcetines agarren uña, lo que puede comportar desgarros accidentales.

Si tienes facilidad para desarrollar uñas encarnadas o tengas molestias recurrentes en el área, lo mejor es recurrir a un especialista. Un podólogo puede ayudar a corregir la forma de las uñas, realizar los tratamientos que consideren necesarios y prevenir que el problema se agrave.

También es importante elegir un calzado cómodo y que tenga suficiente espacio para el dedo gordo del pie, ya que unos zapatos ajustados que reduzcan el espacio puede ser un factor que propicie el encarnamiento. Con una rutina de corte y cuidados que se limite a lo justo y necesario puede ser suficiente para mantener las uñas sanas y evitar desagradables molestias.

Elección del calzado

Zapatillas de uso diario, calzado de uso diario. Tienen un efecto visceral en la salud de nuestros pies y de nuestros cuerpos. Un zapato inadecuado puede repercutir de forma instantánea, provocando rozaduras, etc. A su vez pueden provocar problemas a largo plazo, como durezas, juanetes, deformaciones de los dedos, alteraciones de la postura o alteraciones en la marcha, por lo que contar con el calzado adecuado es esencial si queremos gozar de comodidad y no acabar padeciendo molestias.

Con respecto al cuidado de nuestros pies, es importante recurrir a zapatos cómodos que tengan un buen soporte y que estén fabricados con materiales transpirables. Un zapato debe dejar movilizar el pie de forma natural, sin realizar una excesivas compresor sobre los dedos. El soporte adecuado permite minimizar los movimientos del pie en el interior del zapato y la formación o posibles lesiones. Los tipos de materiales transpirables, como el cuero o las fibras naturales, permiten una adecuada ventilación del pie y, por lo tanto, mentales, las actividades vitae o de las actividades de mantenimiento desgaste. Esto es así porque mantendremos a los pies húmedos lo cual restringe, por el posible riesgo de tener infecciones por hongos.

Se recomienda evitar el uso habitual de tacones altos y de zapatos demasiado ajustados. Los tacones altos alzan el pie, provocando que el peso del cuerpo se desplace hacia la parte delantera del pie. Todo ello provoca dolor en los metatarsos, genera sobrecarga en los dedos y en la espalda. En cuanto a los zapatos ajustados, suelen comprimir los dedos y provocar deformaciones, principalmente juanetes o dedos en garra. Para aquellas personas que necesiten mayor sujeción o que deseen no sólo corregir la pisada, el uso de plantillas ortopédicas personalizadas puede ser una buena opción para corregir la alineación del pie y evitar molestias.

 Uso de calcetines adecuados

Las calcetas tienen una función muy importante ya que protegen los pies: actúan como una especie de protección entre la piel y el calzado, ayudando así a prevenir las rozaduras, las ampollas o las durezas. No obstante, pueden provocar un exceso de sudor, la acumulación de humedad o el mal olor, en el caso que no sean las adecuadas. Una buena elección de los materiales y el buen ajuste serán clave para mantener los pies frescos, secos y sanos a lo largo de todo el día.

Si buscamos confort y evitar los ambientes húmedos, será mejor decantarnos por unas calcetas de algodón o de fibras transpirables, que proporcionan la ventilación adecuada a la vez que absorben la sudoración. En cambio, las calcetas sintéticas y de mala calidad dificultarán la evaporación de la sudoración, facilitando así la proliferación de bacterias o de hongos y provocando infecciones.

Cuidar los pies no requiere mucho tiempo, pero sí constancia. Con una buena higiene, con hidratación y el uso de calzado apropiado, podemos evitar muchas molestias y mejorar así nuestra salud. No hay que esperar a tener problemas para prestarles atención. Nuestros pies nos acompañarán toda la vida, así que valdrá la pena darles el cuidado que merecen.

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