Cuando decides ser padre comienza un mundo nuevo. Un mundo en el que te puedes encontrar muchas piedras que hay que superar. Es cuando te das cuenta que ya no eres tú el protagonista, sino que lo es tu hijo. Y también te vas dando cuenta que cada problema es mayor. Hoy queremos focalizarlo en cuando compruebas que a tú hijo le cuesta hablar, que tiene problemas para comunicarse con el resto y que le cuesta pronunciar ciertas palabras.
ES cierto que este problema ha estado con nosotros desde siempre. Los que pertenecemos a generaciones más antiguas, por ejemplo yo pertenezco a la de EGB, en nuestra clase siempre había un compañero que no pronunciaba bien la R- el famoso perro de Ramón de Rodríguez-, que gangoseaba o que simplemente no se expresaba bien.
En esa época éramos muy crueles y no se tenían los avances que se tenían ahora. Los profesores no estaban tan concienciados y a esos niños les dejaban de lado. Ahora, por fortuna, no es así. Y en cuanto se detecta este problema, tanto los padres como el centro educativo tienen que activar un protocolo para intentar que ese niño o niña no se quede atrás.
Los datos lo dicen todo. Los diferentes trastornos del aprendizaje afectan a niños en edad escolar con una prevalencia de entre el 5% y el 15% y afectan más a niños que a niñas, según nos indican desde el centro sanitario de psicología clínica Canvis de Barcelona. Por eso, hay que ponerse manos a la obra.
Detectarlo
Lo que hay que tener claro es que es el propio seno familiar el que tiene que detectar este problema. Y al contrario de lo que ocurría con los padres del pasado, tienen que ponerse a ello. Y sobre todo, lo primero es reconocer que tu hijo tiene un problema. No vale decir eso de que “mi hijo es normal, no le pasa nada”. Tenemos que ser conscientes de que necesita ayuda. De no hacerlo, lo que estamos haciendo es alargar el problema en el tiempo y creando más confusión a nuestro hijo.
Seguimos hablando con el centro Canvis para que nos arrojen un poco más de luz a estos problemas. Según nos afirman, los trastornos de aprendizaje no son dificultades transitorias sino que tienen carácter persistente y tienen una repercusión negativa en el progreso escolar del niño. Sin un diagnóstico precoz y un manejo adecuado, son causa frecuente de fracaso escolar y también de conductas disruptivas. Las cifras de fracaso escolar en España rondan el 30%. Y esta es una cifra que es tremenda.
Síntomas
Y para detectarlo hay que tener en cuenta algunos síntomas. Por ejemplo, vamos a notar un retraso del lenguaje, esto es algo que es un factor predictivo de posibles trastornos. También si notamos que nuestro hijo tiene mala memoria o que sufre alteraciones de las funciones ejecutivas.
Podemos notar también problemas de comportamiento, conductas inadecuadas, falta de control de impulsos, y por supuesto, unos malos resultados escolares.
Los tratamientos
Una vez que conocemos los síntomas, es el momento de poner tratamientos. Estos son los que nos indican desde el centro Canvis, y para que pueden servir.
Los trastornos específicos del aprendizaje más frecuentes son:
- Dislexia: Problemas de lectura
- Dislexia fonológica: Problemas de análisis y recuerdo de los sonidos
- https://hospitalcruzrojacordoba.es/consejos-de-salud/dislexia-signos-dislexicos/
- Dislexia de superficie: Problemas de reconocimiento visual de las formas y estructuras de las palabras
- Disgrafia: Problemas de ortografía, expresión escrita o caligrafía
- Discalculia: Problemas en matemáticas y dificultades para la resolución de problemas
- Ageometria (ageometresia): Problemas debidos a alteraciones del razonamiento matemático
- Anarritmia: Alteraciones en la formación de conceptos básicos e incapacidad de adquirir habilidades de cálculo
- Afasia anómica (disnomia): Dificultad para recordar a voluntad palabras e información contenida en la memoria.
Primeras entrevistas
Las primeras entrevistas entre los niños y el psicólogo o psicóloga permiten identificar otros posibles trastornos que acompañan a los trastornos de aprendizaje: déficit de atención, hiperactividad, TDAH, trastornos de ansiedad, depresión, etc.
El psicólogo o psicóloga también evaluará la actitud del menor hacia la escuela, su motivación, las relaciones con los compañeros de clase y la confianza en sí mismo.
Y así es cómo comienza este proceso para intentar que nuestro hijo pueda tener unos hábitos correctos. Lo que está claro es que hay que tener mucha paciencia, y sobre todo, escuchar y entender a nuestros hijos, que al final, son ellos los que están sufriendo en primera persona este problema.
Eso sí, poniendo el caso en manos de profesionales estamos seguros de que todo puede salir bien.