Uno de los hábitos de higiene personal indiscutible es el cepillado dental. Debemos educar sobre todo a los niños, desde su nacimiento, para que incorporen a su vida los buenos hábitos saludables, entre los que se encuentra la higiene bucodental, lo que contribuiría en un futuro no solo a la mejora de su salud oral, sino también a la prevención de enfermedades como la diabetes, hipertensión, cardiovasculares, dislipemia, etc.
Algo tan simple, rutinario, cotidiano y repetitivo debe realizarse de una forma correcta, no solo para conseguir los mejores resultados, sino también para evitar lesiones o errores que nos pueden conducir, por ejemplo, a una retracción de las encías por la realización de un cepillado demasiado agresivo, por lo que siempre debemos tener presente que un correcto cepillado dental debe seguir las siguientes pautas:
- Se realizará un cepillado después de cada comida o, al menos, dos veces al día durante unos 2 o 3 minutos, que es el tiempo que se considera necesario para eliminar los restos de comida, limpiar bien todos los dientes y descomponer la placa dental.
- Forma de realizar el cepillado. Este se realizará con pequeños movimientos en forma de círculo como queriendo imitar escribir el número 8 o con un movimiento de barrido vertical de encía a diente, es decir, de arriba abajo en los dientes superiores y de abajo arriba en los inferiores, nunca en dirección horizontal. Este cepillado se realizará tanto en la parte interior como exterior de los dientes, además de la parte oclusal por la que se mastica.
- Nunca debemos olvidar una visita al especialista, al menos dos veces al año. En este sentido, si vosotros no tenéis un dentista de confianza, nosotros os recomendamos que visitéis la Clínica de la Dra. Marta Vallés, puesto que ellos aúnan su profesionalidad, experiencia y última tecnología por lo que pueden tratar con eficacia cualquier tipo de problema bucodental.
- Elección del cepillo dental. Actualmente en el mercado existen infinidad de modelos para elegir, por lo que escogeremos uno que se adapte al tamaño de la boca, ya que no será el mismo modelo para un niño que para un adulto. En general se recomiendan los modelos con un cabezal pequeño, ya que pueden llegar más fácilmente a los lugares de difícil acceso. También es recomendable un cepillo con cerdas de dureza suave o medio (en el envoltorio especifica si es suave, medio o duro), nunca duros, pues podrían dañar el esmalte de los dientes o las encías causando retracción. La utilización de un cepillo manual o eléctrico dependerá del gusto de la persona, ambos son buenos siempre que su utilización sea la adecuada, puesto que con el cepillo eléctrico se harán movimientos de rotación sobre cada diente, nunca un movimiento de barrido como se hace con el cepillo manual.
- No se debe utilizar la fuerza en el cepillado. Al contrario, un cepillado fuerte o brusco puede ser perjudicial para el esmalte de los dientes o empujar el borde de las encías bruscamente. En este caso sí es interesante la utilización del cepillo eléctrico pues con él es más fácil controlar la presión que se realiza, algunos modelos incluso disponen de un sensor de presión que avisa.
- El cepillo dental se debe cambiar cada tres meses o en todo caso cuando las cerdas dentales se encuentren gastadas o deformadas. En el mercado existen cepillos cuyas cerdas cambian de color cuando toca el cambio.
- Una vez utilizado el cepillo se debe limpiar bajo el chorro del agua del grifo, sacudiéndolo para eliminar el exceso de agua y dejarlo secar al aire, con el fin de evitar que sea un lugar idóneo para el desarrollo de hongos o bacterias.
- Una limpieza dental no está completa si no se realiza entre los dientes, para esta labor vamos a necesitar utilizar diariamente el cepillo interdental o el hilo dental, que nos permiten eliminar los restos de alimentos que se hayan quedado atrapados, así como llegar a donde el cepillo normal no llega por mucho cuidado y atención que se ponga en su utilización.
- La lengua es una parte importantísima en la higiene bucal, para su limpieza utilizaremos siempre los limpiadores linguales, al menos una vez al día.
La relación entre las patologías orales y las cardíacas
Actualmente son numerosos los estudios que demuestran una estrecha conexión y a la vez una relación bidireccional entre las patologías orales y las cardíacas. De tal modo que una infección aguda y crónica de la cavidad oral puede incrementar el riesgo de sufrir un síndrome coronario agudo, y por otro lado los pacientes con cardiopatías crónicas muestran un mayor riesgo de sufrir una enfermedad periodontal.