Soy madre, y como tal quiero que mis hijos tengan la mejor de las prevenciones frente a posibles accidentes y, sin embargo, no puedo evitar recordar los años de mi tierna infancia y comparar situaciones. Antes no se llevaba tanto cuidado con ciertas cosas y parece que mi generación ha sobrevivido bastante bien por lo que me pregunto, hasta qué punto llevar tanto cuidado con los nuevos niños es tan beneficioso como pensamos.
Lógicamente cualquier sistema de retención infantil en el coche es mejor que el que llevábamos nosotros que era, básicamente, ninguno, y esto es algo que no tiene discusión. Ante un posible accidente de coche yo quiero llevar lo mejor en seguridad para mis hijos, y discutir sobre ello me parece algo bastante ridículo. Sin embargo, hay otras cosas que tal vez, y solo digo tal vez, deberíamos pensar un par de veces antes de implantarlas en todas partes.
He de dejar claro que estoy hablando en base a una idea que no tiene por qué ser la correcta, más que nada porque ni soy experta ni pretendo serlo, así que tal vez mi investigación al respecto no ha sido la idónea y, por ende, puedo equivocarme. Sin embargo, como madre, creo que sí tengo derecho a opinar, y por eso os traslado mis pensamientos y dudas al respecto.
Parques infantiles
Cualquier seguridad que pueda instalarse en los parques infantiles y que pueda evitar un grave accidente me parece una fantástica idea. Tras hablar con los profesionales de Ruedas Llopis, empresa líder en la instalación en este tipo de suelo de caucho para parques infantiles, he comprendido que, además de evitar las conocidas rodillas peladas, los pavimentos de caucho pueden evitar accidentes tan graves como roturas de extremidades e incluso la posibilidad de que un niño o niña pueda perder la vida al caer de cabeza de un columpio contra el suelo. Este tipo de suelo, dependiendo de la profundidad y grosor del mismo, absorbe el impacto suavizando el golpe contra el suelo y salvando vidas. ¿Ahora bien, es necesario que ahora todo el parque se componga de este suelo?
En mi opinión el área de los columpios debe estar cubierta por este tipo de loseta de caucho pues es, en definitiva, donde se encuentra el peligro pero ¿qué hay de las áreas verdes donde los pequeños pueden jugar sobre el césped? ¿Y las zonas ajardinadas de los parques infantiles? Hoy en día podemos encontrar parques en los que no hay ni un solo espacio ajardinado con flores, árboles, césped o arbusto y esto también puede ser perjudicial.
Aunque no hablemos de un campo lleno de naturaleza, antiguamente los parques infantiles eran un oasis donde los niños, además de jugar, respiraban un aire algo más puro, cosa que ahora parece carecer de importancia. Además, entraban en contacto con plantas y flores a una edad más temprana, consiguiendo así que las alergias aflorasen y fuesen tratadas lo antes posible y, en el mejor de los casos, que su cuerpo reaccionase ante esas plantas de forma positiva y evitara así una posible alergia posterior pues, si bien las alergias con crónicas y no tienen cura, a veces nuestros cuerpos son capaces de inmunizarse antes de que la posible alergia aparezca.
Y sobreviví
Pero el tema de los parques infantiles es solo un ejemplo entre miles pues todos lo que seáis de mi generación, y anteriores, sabréis que hemos sobrevivido a cosas que hoy en día sin impensables.
Yo no dejaría bajar a la calle a mis hijos a jugar entre coches, y mucho menos sin una vigilancia adulta, pero el caso es que yo lo he hecho. Salía de casa y bajaba a la calle a jugar con los vecinos y aprendí mucho, muchísimo, y me divertía sin tecnología. Si, de vez en cuando veía la televisión, me encontraba con programas educativos como “Espinete”, “La bola de Cristal” o “los Payasos de la tele”, hoy no hay manera de encontrar algo similar. Por eso yo apuesto por el entretenimiento al aire libre.
Yo me jugaba la vida en columpios de hierro en los que si caías te dabas de bruces contra la tierra, dura y llena de chinas, jugaba al escondite, al pilla-pilla y al churro/media manga/ manga entera, incluso jugaba a la comba y si me caía me volvía a levantar para seguir jugando. Si ahora se cae una niña dando saltos en el patio del colegio coge un disgusto tan grande que no vuelve a jugar a ese juego en lo que queda de mes.
Comíamos lo que nos daba la gana, desde Bollicaos hasta bocadillos de chorizo y ¿sabéis por qué no engordábamos tanto como hoy en día? Porque no parábamos quietos ni un segundo y ahora creo que somos una generación mucho mejor preparada de lo que lo estarán nuestros hijos a nivel social, mucho mejor preparada.
¿Y tú, qué piensas? ¿Estamos siendo un poco exagerados o no?