Mi madre es una abuela modélica, pero desde hace unos años ha ido perdiendo oído, lo que hace que a veces se enfade porque se equivoca al oír algo. El caso es que es muy presumida y aunque desde hace un tiempo, tanto mi mujer como yo le insistimos que vaya un centro auditivo para mirar un audífono se negaba.
Realmente cree que los audífonos son esos aparatos grandes que solían verse hace años y que la verdad es que no es que fueran muy estéticos. Un día nos lo tomamos en serio y hablamos con ella. Le dijimos que íbamos a ir a un centro de Pozuelo llamado Innovaudio que había visto aquí en Pozuelo y que sin ningún tipo de compromiso probara alguno de los audífonos.
Para allá que fuimos una tarde, nos recibieron muy amablemente y nos comentaron que estaban especialmente dedicados al tema de audífonos para gente sorda o con deficiencias auditivas, por lo que ellos pensaban que lo mejor era un tratamiento personalizado para que el audífono que pudiera tenerse para mi ella fuera el más adecuado.
Al final, pudo ver que los audífonos digitales hoy en día son bastante menos aparatosos, lo que dio como resultado que finalmente pudo animarse a dejarse aconsejar. Además, pudo probar varios, proceder al ajuste del audífono y decidimos adquirir uno de buena calidad, donde nos dieron tres meses de garantía de adaptación y dos años de garantía que incluso se pueden adaptar a cinco en caso de que se requiera.
Pasados unos meses no ha tenido problema alguno con el audífono y ahora ha podido darse cuenta al fin de que los problemas auditivos podían tener solución y que merecía la pena apostar por un aparatito que pese a su reducido tamaño permite a quienes lo portan contar con una magnífica calidad de vida que hace que su día a día sea mucho más activo.
La mejora en la calidad de vida es lo más importante
La sordera además provoca malos entendidos, despistes y es especialmente peligrosa cara al tráfico o a accidentes en el hogar que también pueden darse. Añadiría también que las personas según se van quedando más sordas, tienden a aislarse un poco de las conversaciones, ya que la mayor parte del tiempo se guían leyendo los labios y llega un momento en el que son incapaces de seguir el hilo de la conversación.
Ahora mi madre se la vuelve a ver feliz, como si hubiera rejuvenecido años y se acabaron las discusiones absurdas que en un 99% provocaba esa sordera que nos traía como locos. Al final se ha dado cuenta que merece la pena llevar un audífono y escuchar lo que dice la gente que no llevarlo y tener que estar sin saber lo que dicen las demás personas u oyéndolo mal.
Si tenéis un familiar con ese tipo de enfermedad, mi consejo es que intentéis por todos los medios que se conciencie de tener una cita con el especialista y luego que acuda a un buen centro para que pueda elegir un audífono con el que recuperar la audición perdida, al final lo agradecerá y vosotros también.