Aunque eso tan manido de que la belleza está en el interior, a veces no es más que una falacia, no está de más, echar un vistazo a las entrañas de algo para ver cuando hay que hacer reparaciones. Nos referimos a las entrañas de los edificios, lugares en los que, no, la belleza, no está en el interior. Adentrarse en las tripas de una vivienda puede resultar escalofriante, sin embargo, de vez en cuando, toca hacerlo y llevar a cabo las reparaciones pertinentes.
Los aspectos que conviene reparar de forma periódica son las instalaciones eléctricas y la fontanería y, precisamente de esta última, vamos a hablar en este artículo. Las tuberías de una vivienda son una parte esencial de la misma, sin ellas, el agua no llegaría a la cocina o el baño. No resultaría cómodo vivir en una vivienda sin los sanitarios en buenas condiciones o sin agua corriente disponible a demanda y necesidad. Será que estamos mal acostumbrados y necesitamos tener a nuestra disposición el líquido elemento tanto para el aseo personal, como la limpieza y por supuesto, nuestro consumo.
En las viviendas antiguas es muy habitual tener que realizar reformas de fontanería integral. Se trata de reformas de instalaciones que pueden resultar muy costosas como nos indican desde Reformas El Baúl, aunque en manos expertas y especializadas, se puede realizar una reforma por precios ajustados. Para ello, hay que buscar, mirar, preguntar y comparar, por lo que conviene tener la información más precisa y detallada posibles sobre todo lo que implica llevar a cabo la reforma de fontanería de una vivienda. Sabiendo todo lo necesario, resultará más sencillo encontrar la empresa adecuada que se adapte a nuestras necesidades y presupuesto. Así que, vayamos paso a paso para conocer todo lo necesario.
Las tuberías como las de antes ya no se llevan
De forma tradicional, las tuberías se fabricaban con materiales como el plomo o el hierro galvanizado. Estos materiales cumplían una función muy básica: transportar el agua por la vivienda. Sin embargo, a pesar de haber sido durante décadas, los materiales por excelencia en la fabricación de tuberías, se trata de materiales de rápida degradación en los que se terminan produciendo fugas y creando oxido con todos sus inconvenientes.
Con el tiempo, el cobre se convirtió en un sustituto que parece funcionar mejor, pero presenta a la larga, el mismo tipo de inconveniente. Razones por las que los avances tecnológicos han dado frutos para el sector de la fontanería, fabricando las tuberías en otros materiales más ligeros y resistentes como el PVC. Las tuberías fabricadas en este material tan versátil, son duraderas, higiénicas y más económicas. Sabemos que la mayor razón de realizar cambios en las tuberías es la de sustituir toda la instalación, cambiando las tuberías de cobre o hierro, desgastadas por el uso, por sistemas completos de conducción del agua de PVC.
Si te has decido por hacer un cambio de interiores en tu vivienda y le ha tocado el turno a la fontanería, debes saber que para llevar a cabo tan ardua tarea, lo primero que debe hacer el profesional contratado, es analizar el circuito completo de tuberías. Una vez que se ha mapeado la red de tuberías de toda la vivienda, se procede a retirar el circuito completo, intentando dañar la estructura de la vivienda lo mínimo posible. Es decir, intentando no hacer demasiados agujeros para sacar las tuberías.
Para realizar la nueva instalación, lo más habitual en la actualidad, es utilizar el polietileno reticulado, un material apenas corrosivo que no se deforma con el paso del tiempo. Así mismo, se utilizan las ya citadas, tuberías de PVC, sobre todo en la zona de los desagües. En último lugar, cuando ya se han colocado todas las tuberías necesarias con sus ramificaciones, salidas, codos y desagües, se cierran las fisuras abiertas para proceder a los cambios. Es decir, se realizan los trabajos de albañilería necesarios para recuperar las zonas que han sido inevitablemente dañadas para poder acometer la reforma.
No nos vamos a engañar, ni a dejar que nos engañen. A pesar de tratarse de una reforma, a priori sencilla, solo hay que colocar tubos, o eso nos invitan a pensar. Se trata de una de las reformas que más presupuesto se lleva en un hogar. Cambiar las tuberías de una vivienda es una de las reformas más costosas, no por el coste de los materiales en sí, sino por el coste de la mano de obra que en horas, se lleva mucho. Hay que tener en cuenta que, de primeras hay que sacar todas las tuberías instaladas para posteriormente, instalar las nuevas.
Sin olvidar que para realizar cualquier cambio de tuberías en una vivienda, es necesario contar con los correspondientes permisos de obras que deben solicitarse en los ayuntamientos. Teniendo en cuenta los costes que supone el cambio, es muy importante informarse adecuadamente y comparar los precios que ofrece cada empresa de fontanería y obtener el mejor presupuesto para la reforma propuesta.
Una inversión necesaria que reporta beneficios
Realizar una reforma, sea de la índole que sea, de mayor o menor tamaño, siempre es una inversión para mejorar nuestra calidad de vida. El tiempo previo a la ejecución, los preparativos y el momento en el que se realiza, parece justo lo contrario, algo nefasto por lo que nos toca pasar. Agobio, estrés, incomodidad, son algunas de las cosas que nos hacen sentir los momentos de reforma, sin embargo, se trata de algo necesario que conviene hacer de cuando en cuando.
En el caso de las tuberías, no es algo como pintar o cambiar el mobiliario. Las reformas de las instalaciones de tuberías, se suelen hacer cada muchos muchos años, en caso de necesidad o, como sucede en muchas ocasiones, porque es mejor cambiar los materiales de las tuberías existentes. Este cambio, conlleva algunos beneficios añadidos que conviene señalar.
Sabemos que el cobre no es un material adecuado para conducir el agua, en cambio es ideal para la luz. Cuando se trata de instalaciones de agua caliente, el cobre se va desgastando, pues el agua a su paso por el interior, desgasta y deteriora el metal. Además hay que recordar que el consumo de cobre de forma continuada puede resultar tóxico y a su paso, el agua va arrastrando partículas que ingerimos sin querer. De ahí su sustitución en las instalaciones de agua potable.
Tanto el PVC como el polietileno reticulado, son dos materiales muy resistentes a la corrosión, no se oxida y su partes quedan perfecta y adecuadamente fijadas mediante la aplicación de pegamentos especiales.
Por otro lado, el hierro es un material poco maleable y de fácil oxidación, razón por la que hace tiempo que dejo de ser una de las opciones para fabricar tuberías.
No obstante, en España existen todavía muchas viviendas que cuentan con tuberías de cobre en sus instalaciones sanitarias. Este material era el más utilizado antiguamente para realizar la fontanería de las viviendas, gracias a que se trataba de un material muy resistente. Si el agua se congelaba dentro de la tubería (algo que pasaba a menudo en ciertas zonas) soportaba la temperatura sin mayor problema. Por otro lado, como ya hemos comentado, el cobre tiende a depositar, poco a poco, restos de metal a causa del paso del agua. Su ingesta continua e involuntaria puede llevarnos a padecer enfermedades graves.
En la actualidad, todas las viviendas de nueva construcción incluyen en sus instalaciones tuberías de PVC, un material plástico (como bien sabemos todos) que evita que las tuberías lleven restos peligrosos de sustancias nocivas en el agua. Por esta razón son muchas las viviendas en las que se opta por reformar la fontanería interior y sustituir las antiguas tuberías de cobre por las de PVC. Sin olvidar que además, las averías que se producen en este tipo de tuberías son mucho más fáciles de reparar que las que se producen en las tuberías de cobre. Un plus añadido a la hora de decidirse por cambiar las tuberías de la vivienda.
Acometer una reforma de este calibre, incluye la sustitución de los materiales obsoletos, la redistribución de las casa y los espacios, renovar las juntas y sistemas, ganar en seguridad y calidad… Aunque existen signos evidentes de cuando es necesario realizar el cambio de las tuberías, los expertos, aconsejan realizar una renovación cada quince o veinte años. Este es el tiempo que se estima para que empiecen a aparecer los fallos y problemas que se producen de forma natural a consecuencia del tiempo y el uso. Aun así, con o sin cambio de tuberías, no está de más, realizar algún que otro mantenimiento en la fontanería del hogar de forma periódica.
Salvo en casos en los que la intervención del fontanero es necesaria e inminente como inundaciones de fregaderos, lavabos, desagües, manchas de humedad o agua que sale sucia del grifo… la prevención a través del mantenimiento, puede evitar que se produzca cualquiera de esos problemas mencionados. Cuando se produce una avería en las tuberías de una vivienda, el desbarajuste es mucho mayor que los costes de reformar la instalación de las tuberías.